Iratxe García, presidenta del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en la Eurocámara, se declara convencida de que «saldremos de esta situación siendo más conscientes de que la unidad y la solidaridad nos harán más fuertes y mejores».
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La falta de consenso comunitario a la hora de responder a la crisis sanitaria pone en entredicho la capacidad de un organismo que nació como símbolo de solidaridad en el Viejo Continente
La pandemia de la COVID-19 ha sacudido los cimientos de la Unión Europea, un proyecto de más de 60 años cuyos cimientos basados en la «unidad y la solidaridad» están quedando cuestionados nuevamente. Una crisis sanitaria que está dañando con mayor dureza a determinados países del bloque y que reabierto con toda crudeza el debate acerca del futuro de este proyecto: ¿se debe profundizar en la integración o, por el contrario, reforzar a los Estados?
Seis eurodiputados españoles del Parlamento comunitario, jefes de sus respectivas delegaciones en Bruselas, reflexionan sobre estas cuestiones.
Iratxe García, presidenta del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en la Eurocámara, se declara convencida de que «saldremos de esta situación siendo más conscientes de que la unidad y la solidaridad nos harán más fuertes y mejores».
Los socialistas, afirma, «defendemos y trabajamos por un plan europeo de reconstrucción que proteja a las personas, sus empleos y sus negocios, el sistema sanitario universal, una educación pública de calidad… Poniendo en primer lugar a las personas más vulnerables, porque no pueden ser ellas las que paguen las consecuencias más graves de esta crisis».
Para Dolors Montserrat, portavoz de la delegación del Partido Popular en el Parlamento y presidenta de la Comisión de Peticiones, «Europa es la solución».
«La Unión Europea ha permitido a los españoles vivir los mejores años de bienestar y paz. La UE es la mejor herramienta para afrontar los retos globales como esta pandemia. El nacionalismo y la cerrazón serían, en este momento, un error fatal», asegura la que fuera ministra de Sanidad en el último Gobierno de Mariano Rajoy.
Considera, por otro lado, que «los llamamientos a la unidad política deben ir acompañados de la máxima transparencia y de medidas rápidas y eficaces que se adelanten al virus».
Entre tanto, el jefe de la delegación de Ciudadanos en la Eurocámara y vicepresidente de Renew Europe, Luis Garicano, a quien el confinamiento le pilló en Madrid, está convencido de que «para Europa, la crisis es existencial, de vida o muerte».
De espaldas al sur
«Muchos ciudadanos europeos, sobre todo en el sur, y particularmente en Italia, han tenido la impresión de que la UE les daba la espalda. Ese momento inicial en que dos países europeos congelaron el comercio de mascarillas y equipos fue brutal para los que creemos en Europa. El sentido del mercado único es precisamente que nos especializamos en determinadas cosas porque no tememos que los demás nos corten los suministros», asevera el dirigente liberal. Por eso, ahora, añade, «el trabajo sobre el paquete de medidas económicas es clave: tenemos que demostrar que Europa existe, que está ahí cuando se la necesita».
Mientras, María Eugenia Palop, cabeza de la lista Unidas Podemos en las europeas del pasado año, alerta sobre el peligro de entender Europa según la «fábula de la cigarra y la hormiga».
«Una respuesta insolidaria a esta situación, defendida durante semanas por el bloque de países liderado por Alemania y Holanda, haría que esta emergencia sanitaria levantase nuevos muros entre países y sería la antesala del tercer gran fracaso de la Unión Europea en una década», argumenta.
«Un fracaso que profundizaría la brecha estructural entre el norte y el sur, como sucedió tras la crisis financiera de 2008, y que dejaría en la indigencia a millones de personas, como ocurrió en 2015 tras los sucesivos rescates de Grecia y una crisis migratoria que aún persiste».
En nombre de Vox, el jefe de delegación en el PE, Jorge Buxadé, considera que «la monumental crisis provocada por el coronavirus de Wuhan despierta a toda Europa de una ensoñación impostada que solo unos pocos denunciábamos».
Por un lado, arguye, «la UE ha renunciado -y específicamente ha obligado a España a renunciar- a su industria y su sector primarios para entregarla a las nuevas potencias asiáticas. Y, por otro, añade, ha demostrado «una alarmante falta de solidaridad real».
Ernest Urtasun, vicepresidente del Grupo de Los Verdes en el PE y eurodiputado por Catalunya en Comú, afirma, desde su confinamiento en Bruselas, que «las medidas adoptadas en Europa son aún demasiado tímidas», porque les falta «la pata más relevante, el estímulo fiscal». «Un gran número de gobiernos, parlamentarios y académicos estamos planteando la necesidad de avanzar hacia emisiones de deuda compartida como los eurobonos o los coronabonos. Es el camino más democrático y eficaz que existe», agrega.
Se trata de una medida que, además, según este eurodiputado, «lanzaría un mensaje político de enorme relevancia para el futuro del proyecto europeo: ante una crisis sin precedentes, Europa es capaz de responder unida dando un salto muy relevante en su proceso de integración».