Tribuna de la secretaria de Unión Europea y vicepresidenta del PES, Iratxe García.
Los socialistas y demócratas europeos nos reunimos en Málaga para trazar nuestro itinerario de futuro. A poco más de seis meses para las elecciones, el Congreso del Partido Socialista Europeo de este fin de semana servirá para poner a punto nuestro proyecto. Es hora de analizar los retos a los que nos enfrentamos, las amenazas y también las oportunidades que nos permitirán avanzar hacia una sociedad más justa y respetuosa con el entorno.
Es también el momento de rendir cuentas y mirar atrás, a los casi cinco años de trabajo que han pasado desde los últimos comicios, para constatar la fuerza transformadora que la socialdemocracia ha imprimido en el proyecto europeo. Nos sentimos orgullosas. Sinceramente, humildemente, orgullosas. Sin caer en la autocomplacencia, es hora de recordar que nosotros, los socialistas y demócratas, hemos marcado la agenda europea e introducido en ella cuestiones vitales para el progreso de la sociedad. El Pacto Verde Europeo lleva nuestra firma. La Ley del Clima, el Pilar Europeo de los Derechos Sociales, el Plan de Recuperación Next Generation, los avances en igualdad de género, la protección del Estado de derecho.
Sin nosotros, sin nuestro empuje, jamás se habría hecho. Sin el acuerdo de legislatura con Ursula von der Leyen, sin nuestro liderazgo en puestos clave del Parlamento, la Comisión y el Consejo, sin nuestra permanente reivindicación de políticas más verdes, más sociales y más justas, la Unión Europea nunca habría abordado con esta intensidad y un enfoque progresista cuestiones como la emergencia climática, la protección infantil o el salario mínimo. Tampoco el plan masivo de inversiones tras la crisis del covid, el hito que supuso la adopción de una deuda común o la llamada “solución ibérica” para reducir la factura de la energía. Sin la voz de la socialdemocracia, nunca se hubiera levantado la voz contra los gobiernos iliberales ni congelado sus fondos en defensa del Estado de derecho y el respeto a las minorías.
Sí, sentimos orgullo del trabajo que hemos hecho. Y es legítimo sentirlo, porque con el esfuerzo de todos y todas hemos contribuido a construir un proyecto progresista y una sociedad más moderna, tolerante y abierta, más diversa, más justa y más democrática. Ahora tenemos que seguir avanzando, y por eso, el Congreso de Málaga debe ayudarnos a definir la ruta por la que queremos transitar en los próximos años.
En primer lugar, tenemos que acelerar la transición ecológica, porque ya llegamos tarde. Frente al negacionismo de las derechas, las lluvias torrenciales y las altas temperaturas nos recuerdan cada día que la emergencia climática es nuestro mayor reto. Por eso, tenemos que agilizar las leyes que nos permitirán recortar las emisiones, reformar el mercado eléctrico para facilitar el despliegue de las energías renovables e impulsar las leyes sobre la restauración de la naturaleza y la calidad del aire.
Segundo, nuestra apuesta clara por una reindustrialización de Europa que fortalezca nuestra autonomía estratégica. Si la pandemia y la guerra de Ucrania nos recordaron que deslocalizar nuestra producción había sido un error, hoy, las transiciones ecológica y digital nos dan la oportunidad de recuperar el terreno perdido y avanzar en innovación y en energías limpias, en sanidad y en agricultura sostenible. Pero los objetivos tienen que estar claros. La riqueza, las oportunidades deben repartirse de forma equitativa. Esa es la seña de identidad de los socialistas y demócratas, la justicia social. Solo así podremos frenar a los populismos y a la extrema derecha. Por eso tenemos que poner nuestro esfuerzo en consolidar el pilar social de una Europa que proteja a la ciudadanía: paridad en el empleo, ingreso mínimo vital, condiciones dignas para los trabajadores de plataformas digitales, vivienda pública, estrategia contra la pobreza y prohibición de prácticas no remuneradas, entre otras cuestiones. Del mismo modo reafirmamos nuestro compromiso contra la violencia de género, una violación sistemática e inaceptable de los derechos de las mujeres que debe ser incluida en la lista de delitos de la Unión Europea.
Y para todo esto, necesitamos recursos. Por eso apostamos por una reforma de las reglas fiscales que frene la austeridad de la derecha, capacidad fiscal permanente para hacer frente a futuras crisis y una mayor justicia que acabe con la evasión de impuestos de las grandes fortunas.
Además, tenemos que reforzar nuestro proyecto común, para una Unión Europea más ágil en su toma de decisiones, con capacidad para ser un actor relevante para la paz en el mundo. Un actor solidario que afronte el reto de la migración de una manera equitativa entre los socios europeos y ayude a salvar las vidas de miles de seres humanos que huyen del hambre y la violencia.
Este es el proyecto que pondremos a punto en nuestro Congreso del PES, en Málaga, donde aprobaremos nuestro Manifesto para seguir construyendo una Europa más unida y más firme en su defensa de la igualdad y la justicia social, comprometida en la lucha contra el cambio climático, orgullosa de su diversidad. Una Europa democrática y moderna, feminista y solidaria. La Europa con la que los socialistas y demócratas queremos seguir siempre adelante.
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Más información en: https://www.psoe.es/el-socialista/la-hora-de-nuestro-proyecto-para-una-europa-verde-y-social/