La vallisoletana respondió con contudencia a la intervención de este polaco que defiende que las mujeres cobren menos porque «son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes»
Un minuto es tiempo más que suficiente para decir muchas barbaridades, como las que soltó la noche del miércoles Janusz Korwin-Mikke. En un debate en el Parlamento Europeo sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres, el eurodiputado polaco ultraderechista utilizó su derecho a intervenir durante sesenta segundos para lanzar su exabrupto. «¿Sabe usted qué papel ocupaban las mujeres en las Olimpiadas griegas? ¿La primera mujer griega? Le diré yo, el lugar 800. ¿Sabe cuántas mujeres hay entre los 100 primeros jugadores de ajedrez? Yo le diré, ninguna».
Korwin-Mikke se dirigía a la eurodiputada socialista española Iratxe García, que había defendido poco antes la igualdad salarial entre ambos sexos.
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Entre las exclamaciones de asombro por parte de las mujeres que participaban en el pleno, el eurodiputado polaco prosiguió con sus perlas. «Por supuesto que las mujeres han de ganar menos que los hombres, porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes».
La respuesta de Iratxe García fue contundente. «Sé que le duele y le preocupa que las mujeres puedan representar a los ciudadanos en igualdad de condiciones que usted. Yo vengo aquí a defender a las mujeres europeas de hombres como usted», dijo. Sus palabras fueron acogidas con aplausos pero el mal ya estaba hecho. Korwin-Mikke había tenido su minuto de gloria.
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El botón rojo
La sesiones del Parlamento Europeo son transmitidas en directo por Internet, lo que proporciona una excelente plataforma propagandística para que los diputados de partidos de extrema derecha difundan sus mensajes xenófobos, racistas o machistas. «Cada vez hay más intervenciones de este tipo, lo que es paradójico con el proyecto europeo. Aquí tienen cabida los que no creen en él», afirma Iratxe García, que recuerda que «la libertad de expresión tiene unos límites». Para intentar frenar la querencia de los eurodiputados ultras a dar golpes de efecto destinados más a alimentar a sus filas que a enriquecer los debates, el Parlamento Europeo aprobó el pasado mes de enero una norma que permite interrumpir la emisión por televisión, internet y el circuito interno de la institución de cualquier intervención de un diputado que sea inequívocamente racista, xenófoba, machista o insultante. La norma deja en manos del presidente de cada sesión la difícil decisión de apretar el botón rojo que delimite los márgenes de la libertad de expresión. Hasta ahora no se ha usado esta medida y el miércoles se perdió la oportunidad de hacerlo por primera vez. «La intervención de Korwin-Mikke nos sorprendió a todos. La vicepresidenta, Evelyne Gebhart, es nueva y se quedó igual de pasmada que el resto», recuerda Iratxe García. No es el primer pasmo que invade a sus señorías en el Parlamento Europeo. En 2010 el británico euroescéptico Nigel Farage fue multado por decir al entonces presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, que tenía «el carisma de una bayeta húmeda». Bruselas es un cajón de sastre en el que caben declaraciones como las de la eurodiputada polaca Urszula Krupa, que en un reciente debate sobre conciliación familiar esgrimió un supuesto estudio científico en el que se llegaba a la conclusión de que los hijos tienen que estar durante sus dos primeros años de vida al cuidado de la madre. Krupa defendió el argumento de que los padres no están preparados para atender a sus niños porque en cuanto se descuidan se ponen a leer el periódico. En muchos eurodiputados crece la preocupación por el incremento de mensajes que utilizan el Parlamento como altavoz para incitar al odio y al racismo. O, simplemente, para decir tonterías. . Más info: http://www.elnortedecastilla.es/internacional/union-europea/201703/04/korwin-mikke-eurodiputado-machista-20170303104855.html