Entrevista a Iratxe García, presidenta del Grupo de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo y secretaria de la UE del PSOE; publicada en: https://www.agendapublica.es
Es una de las operadoras políticas más influyentes en la «burbuja» de Bruselas. Ha participado en todas las negociaciones importantes de la Unión Europea de los últimos años. En la última, que hemos analizado ampliamente en Agenda Pública, consiguió evitar el intento de los populares españoles de «generar una crisis institucional en Europa y que Europa no tuviera un Gobierno con el objetivo de tumbar la propuesta del Gobierno de España, Teresa Ribera, como vicepresidenta ejecutiva de la Comisión».
12 de enero de 2025
Es la líder de la socialdemocracia en el Europarlamento. La española Iratxe García, presidenta del grupo de los socialdemócratas, conversa con el director de Agenda Pública y hace una doble reivindicación, destacando el papel del Gobierno de España como referente de la socialdemocracia europea: «Es muy evidente». Además, aunque afirma que su relación con Manfred Weber, su homólogo líder del PP europeo, es «compleja», considera que es imprescindible «la necesidad de negociar y llegar a acuerdos». El proyecto europeo está en crisis, pero reconoce que Meloni y Orbán no son «lo mismo en algunas cuestiones».
Iratxe García conversa con Marc López Plana, director de Agenda Pública. Foto: Agenda Pública / Tania Sieira
Ha pasado medio año desde las elecciones y por fin tenemos una nueva Comisión. ¿Cuál fue su valoración de los resultados?
Entra dentro de la normalidad europea. Tenemos Comisión desde el 1 de diciembre. En esta ocasión ha habido gobiernos que no proponían candidatos, incluso cambios en las propuestas para intentar llegar al equilibrio de género, pues en julio estábamos hablando de un posible Colegio de Comisarios con un 22% de mujeres. Eso se incrementó luego para llegar a casi un 40%.
Es verdad que en esta ocasión ha coincidido con un momento de inestabilidad en el ámbito geopolítico internacional, las elecciones de Estados Unidos, que hacía más evidente la necesidad de garantizar una estabilidad en el Colegio de Comisarios. De hecho, ese ha sido uno de los grandes argumentos que las fuerzas políticas proeuropeas mayoritarias hemos usado a la hora de dar nuestro voto favorable. Europa no se podía permitir en estos momentos una situación de crisis institucional con un rechazo al Colegio de Comisarios.
«Ahora hay tres grupos políticos de extrema derecha que, si unieran sus votos, serían la segunda fuerza política»
Pero, evidentemente, la complejidad actual también está marcada por el resultado de las elecciones europeas. Hay una consolidación de las fuerzas de extrema derecha en el Parlamento Europeo. Pero no han llegado a lo que en algunos momentos hubiéramos podido pensar, en parte, por la propia división de los grupos políticos de extrema derecha. Ahora mismo hay tres grupos políticos de extrema derecha que, si unieran sus votos, se hubieran convertido en la segunda fuerza política.
La realidad es muy distinta a la de la pasada legislatura y sobre esa realidad vamos a tener que trabajar con un Consejo cada vez más escorado a la derecha, con gobiernos de extrema derecha y populistas como el Gobierno de Hungría, al que se van sumando otros. Y hablo de Italia, que aunque tiene unas circunstancias más específicas o distintas, no entra dentro de lo que puede ser la contabilidad de los gobiernos de las familias políticas proeuropeas tradicionales.
«Meloni no entra dentro de lo que puede ser la contabilidad de los gobiernos proeuropeos»
Las tres fuerzas políticas tradicionales proeuropeas (populares, socialdemócratas y liberales) tienen una mayoría muy limitada. Para la propia votación de Von der Leyen como presidenta, teníamos nuestras serias dudas y fue la incorporación del voto favorable de los verdes lo que garantizó que la elección fuera un poco más holgada. Además, el Partido Popular Europeo está jugando un doble juego de mayorías que posiblemente va a ser el elemento que más va a condicionar la legislatura.
Manfred Weber y el Partido Popular Europeo, incluyendo a los populares españoles, también miran a la extrema derecha. ¿Vamos a seguir viéndolo?
Me temo que sí. No ha sido exclusivamente con la negociación del Colegio de Comisarios, donde se han unido distintas circunstancias. Por ejemplo, la decisión de Von der Leyen de proponer una vicepresidencia ejecutiva para un grupo como ECR (Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos), fuera de la alianza tradicional, y la estrategia del Partido Popular Europeo para condicionar su aceptación, apuntaron directamente contra la vicepresidencia primera, Teresa Ribera, que representa al Gobierno de España y es un referente de la socialdemocracia en la UE.
Lo mismo pasó con el reconocimiento de Edmundo González como presidente de Venezuela. Pero también ocurrió con la resolución del presupuesto comunitario. De hecho, esta última evidencia aún más las dificultades que afrontará esta legislatura. Mientras que resoluciones políticas como la de Venezuela no tienen efecto legislativo o jurídico, el caso del presupuesto comunitario lo aclara mucho más.
«El Partido Popular Europeo está jugando un doble juego de mayorías que posiblemente va a ser el elemento que más va a condicionar la legislatura»
El Partido Popular Europeo negocia con la mayoría proeuropea el contenido de las resoluciones y, una vez cerrada la negociación, donde todos hemos cedido, aprovecha las enmiendas de la extrema derecha para reducir la ambición o modificar los acuerdos alcanzados. Luego, sacan adelante esas enmiendas con el apoyo de la extrema derecha, pero la resolución no prospera. Esto ocurrió, por ejemplo, en la resolución de presupuestos, donde los socialistas, liberales y verdes votamos en contra porque se habían violado las líneas rojas negociadas. La extrema derecha, que siempre iba a votar en contra de una resolución sobre presupuesto comunitario, se unió a este rechazo. Como resultado, el Parlamento se quedó sin una posición política para negociar. Este escenario podría repetirse en los próximos meses y años, ya que la extrema derecha puede ayudar al Partido Popular Europeo a reducir ambiciones, pero no a aprobar legislación o políticas.
Iratxe García recibió a Agenda Pública en la sede de la Internacional Socialista de Madrid. Foto: Agenda Pública / Tania Sieira
¿En qué ámbitos cree que esto puede pasar?
El Partido Popular Europeo va a hacer un ejercicio de reducir las ambiciones en toda la implementación del Pacto Verde. Lo mismo ocurre con la Ley de Restauración de la Naturaleza y lo vamos a ver en las cuestiones también relativas al pilar social europeo. Ahora mismo están también intentando reabrir la cuestión de la Directiva de los Trabajadores de las plataformas o cuestiones como la due diligence.
«El PPE utiliza los votos de la extrema derecha para reducir ambiciones, pero saca adelante la legislación con las fuerzas europeas. En esa estrategia nos tendrán en contra»
El PPE utiliza los votos de la extrema derecha para reducir ambiciones, pero saca adelante la legislación con las fuerzas europeas. En esa estrategia nos tendrán en contra. Hay una preocupación, no solo por parte de la socialdemocracia, sino también por el grupo de liberales y de verdes, de que esto pueda ser una dinámica y evidentemente vamos a tenernos que sentar las cuatro fuerzas políticas para determinar unas reglas de juego que no permitan que esto ocurra con frecuencia.
¿Cómo describiría su relación con Weber?
Compleja, pero existe relación y creo que es importante. Todos debemos ser conscientes de la necesidad de sentarnos en una mesa a negociar y de llegar a acuerdos. Lo he dicho desde el principio de la legislatura. Hemos sido críticos con muchas de las posiciones políticas que ha tomado el Partido Popular Europeo en estos dos últimos años, sobre todo cuando empezó ese coqueteo con la extrema derecha.
«Seguimos tendiendo la mano a Manfred Weber y al PPE, entendiendo que es la única manera que tenemos de garantizar que Europa sobreviva»
Pero a la vez también seguimos tendiendo la mano, entendiendo que es la única manera que tenemos de garantizar que Europa sobreviva. Por muy difícil que sea, uno no puede nunca renunciar a sentarse y negociar.
¿Cómo le explicaría a un ciudadano español informado el voto en contra del PP español del Colegio de Comisarios?
La explicación es que tú tienes que confirmar y tienes que aprobar un Colegio de Comisarios sobre una realidad y un procedimiento que es el europeo, con las lecturas de los ámbitos nacionales que son completamente distintas. Evidentemente, hay momentos en los que se cruzan esas interpretaciones.
El procedimiento europeo es muy claro. En primer lugar, los grupos políticos y el Parlamento Europeo no pueden cambiar las propuestas de los gobiernos y, por lo tanto, la composición es la que es. Se puede cambiar un candidato si se considera, evidentemente, que la persona no está capacitada y no cumple. Pero son los gobiernos nacionales los que hacen las propuestas de nombres. La presidenta de la Comisión hace una distribución de las competencias. Esa es la base sobre la que siempre hemos trabajado.
«El Partido Popular creyó que lo iba a conseguir y estaba dispuesto a generar una crisis institucional en Europa con el objetivo de tumbar a Teresa Ribera, la propuesta del Gobierno de España»
Pero a la situación a la que hemos llegado en esta ocasión tenía mucho más que ver también en cómo las dinámicas nacionales se han incorporado en el debate y han distorsionado la realidad. El PPE sabía que había un problema de aceptación del comisario propuesto por el gobierno italiano, Raffaele Fitto, como vicepresidente de la Comisión y ha utilizado la figura de Teresa Ribera como un chivo expiatorio. Sin la DANA hubieran encontrado otro argumento. Aquí la cuestión es: ¿hasta dónde van a llegar?
Todos considerábamos que era parte de la negociación, pero nadie veía posible hacer caer una Comisión Europea por una cuestión de política nacional como esta. Lo que ocurrió es que hasta el último minuto ese riesgo se iba incrementando y hubo momentos en los que se llegó a pensar que eso podría ocurrir.
El Partido Popular español lo consideró, creyó que lo iba a conseguir y estaba dispuesto a generar una crisis institucional en Europa, que Europa no tuviera un Gobierno con el objetivo de tumbar la propuesta del Gobierno de España. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el Partido Popular español para realmente conseguir sus propios objetivos partidistas? En ningún caso se tuvo en cuenta ni el interés del país ni el interés de Europa.
Iratxe García comenta su reciente visita a Ucrania. Foto: Agenda Pública / Tania Sieira
¿Fitto sí y Orbán no? Los socialdemócratas, conservadores, liberales y verdes habéis aceptado a un comisario de Meloni.
Asumimos que Italia tiene un Gobierno, que Hungría tiene un Gobierno y que a ambos gobiernos les corresponde poner un nombre encima de la mesa. Por eso, nuestro trabajo en los hearings era evaluar si estas personas tenían esa capacidad para ser comisarios. De hecho, nosotros siempre dijimos que no íbamos a evaluar al candidato de Meloni, Raffaele Fitto, por formar parte de este grupo político y que, por lo tanto, en la evaluación diríamos si nos parecían adecuados sus conocimientos y su capacidad para ser comisario de política regional. En ese sentido, dijimos que considerábamos que podría hacerlo.
No es así el caso de Olivér Várhelyi, candidato de Orbán, donde sí que planteamos que la cartera que tenía nos generaba dudas con respecto a su perfil. Una persona que viene de un Gobierno que ha puesto en duda la estrategia europea de vacunación del COVID o está en contra de derechos de salud sexual y reproductiva, políticamente, el hecho de que el comisario de salud fuera de ese grupo político nos generaba dudas. Éramos conscientes de que si rechazábamos a Várhelyi, Orbán iba a ser quien pusiera el nuevo nombre y que no lo íbamos a poner los socialdemócratas. Nosotros sabemos las reglas de juego con las que contamos a la hora de hacer estas negociaciones.
«Me pregunto si le merece la pena a Von der Leyen normalizar a Meloni dentro de la mayoría proeuropea»
En lo que realmente no estábamos de acuerdo es en que la presidenta Von der Leyen hubiera decidido poner a un comisario de ECR a nivel de la vicepresidencia ejecutiva —igual que populares, que socialdemócratas y que liberales—. No era muy entendible porque ECR no había participado en la mayoría Von der Leyen. Es más, votó en contra. ¿Le ha merecido la pena la presidenta Von der Leyen este ejercicio para intentar normalizar a ECR dentro de las fuerzas políticas proeuropeas? Porque esta maniobra ni siquiera le ha dado los votos de todo ECR y, además, ha perdido votos de la alianza proeuropea. Por lo tanto, no sé si el ejercicio, numéricamente, le ha salido bien a la presidenta de la Comisión Europea. Otra cosa es la intención con la que después, en el día a día, va a intentar trabajar.
Pero esto no tiene más que ver con Italia que con el partido que gobierna Italia que con ECR.
Ese es el argumento de la presidenta de la Comisión Europea.
Italia es uno de los cinco grandes países europeos, y no puede no estar.
Ese es un argumento que ha utilizado el Partido Popular Europeo, pero que, desde mi punto de vista, tampoco es cien por cien evidente. El comisario italiano anterior era comisario de Economía, no era vicepresidente. Y había ocho vicepresidencias. Había tres vicepresidencias ejecutivas y cinco vicepresidencias normales. Italia no estaba dentro de ese grupo. Por lo tanto, no es que se estuviera saltando ningún precedente. Otra cosa es que luego, en la lógica que la presidenta ha considerado, quisiera hacerlo así. Ese es el argumento que ella ha dado como presidenta y además lo manifestó públicamente en el debate del Colegio de Comisarios: «La decisión de hacer a Fitto vicepresidente ejecutivo ha sido mía».
Habrá que ver y el tiempo nos demostrará si esa estrategia tiene un sentido de aglutinar a quienes hoy se consideran como extrema derecha dentro de una mayoría europea, pero que ese es un ejercicio que tendrán que demostrar con su trabajo, con el día a día y con posiciones políticas de defensa en los principios proeuropeos.
Pero Meloni no es lo mismo que Orbán.
No es lo mismo en algunas cuestiones. Cuando hablamos de Ucrania, por ejemplo, hay una división clara. Y cuando la presidenta Von der Leyen hace referencia a lo que une a las fuerzas políticas proeuropeas, Ucrania es uno de los elementos. En ese sentido, sí que hay una diferencia entre el Gobierno italiano y el Gobierno húngaro. Hay otros elementos donde creo que se parecen más, como extrema derecha, como puede ser las cuestiones de política migratoria o de defensa de las minorías, del colectivo LGTBI y del pilar social europeo. Ahí se parecen bastante más ambos países.
Ahora ha citado a Ucrania, que ha visitado recientemente. ¿Estamos en el tiempo de descuento para que la Unión Europea pueda también sentarse en la mesa antes de que lo resuelva Trump?
Sí, la victoria de Trump influye significativamente. Hay muchos factores en juego. En primer lugar, la prolongación del conflicto ha generado un desgaste lógico y normal, especialmente para el propio país, que está sufriendo pérdidas humanas en el frente. Además, afronta una situación económica muy compleja y requiere apoyo externo, como el de Europa, así como el de la nueva administración en Estados Unidos y otros actores internacionales. También podríamos analizar el papel del sur global en el conflicto de Ucrania.
Es evidente que la combinación de todos estos factores obliga a Europa a asumir un papel más responsable y decisivo en la búsqueda de una solución al conflicto. La Administración norteamericana, con el cambio de Gobierno y la llegada de Trump, ya ha declarado públicamente su postura, lo que nos impulsa, como europeos, a ser más proactivos en cualquier posible negociación. Tenemos intereses comunes con Ucrania que, claramente, Estados Unidos no comparte en la misma medida.
Nosotros seguiremos siendo vecinos de países cercanos a Rusia y Ucrania, una realidad compleja que subraya la necesidad de una mayor implicación en la resolución del conflicto y la reconstrucción. El debate en el Consejo sobre el paquete de sanciones y la posible utilización de los activos congelados rusos para la reconstrucción son cuestiones que deben acelerarse. La alta representante, además, a petición de muchos de nosotros y del Parlamento Europeo, se ha comprometido a presentar una propuesta legislativa sobre los activos congelados de Rusia en los primeros cien días de su mandato. Se necesitará un esfuerzo financiero considerable tanto para el apoyo militar como para la reconstrucción de Ucrania, y debemos definir cómo enfrentaremos este desafío.
La presidenta del grupo parlamentario del S&D mantiene que su mano está tendida a Manfred Weber, su homólogo del PPE. Foto: Agenda Pública / Tania Sieira
La política en Bruselas, y también en su grupo parlamentario, diría que está marcada por tres clivajes, que son: el nacional, el ideológico y el más o menos europeo. ¿Cómo maneja o cómo maneja Europa o la política en Bruselas estos clivajes?
El primer elemento para poder hacer que esto funcione es intentar dejar el elemento nacional lo más fuera del trabajo posible. Y vemos que en ese sentido el Partido Popular Europeo cada día insiste más en llevar temas de política nacional al Parlamento, pero se ha demostrado de lo poco que sirve para cada uno de sus países y de lo mucho que sirve para deteriorar la propia imagen, ya no de cada grupo político, sino de la institución como tal. Estos debates, exclusivamente de carácter nacional, que no interesan a nadie en el Parlamento Europeo, salvo a los diputados de cada uno de los Estados miembros, y que son muy poco productivos, por no decir nada.
Me refiero, también, al hecho de que probablemente un español socialdemócrata no piensa exactamente igual sobre los temas que un socialdemócrata alemán o que un danés, por ejemplo.
Porque el ejercicio que tú haces de negociación, después con los grupos políticos, anteriormente lo tienes que hacer dentro de tu grupo político. El grupo socialdemócrata no es uniforme. Por supuesto que hay muchas cuestiones donde las diferencias de la perspectiva nacional son evidentes. Normalmente, lo eran, sobre todo en el ámbito de las políticas tradicionales, de la política agrícola o de la política de cohesión. Pero ahora cada día, como cada día Europa es más política doméstica, esas diferencias aparecen más. Lo que procuro dentro del grupo socialista es ser capaces de tejer y de conformar una posición de grupo como tal, donde entendemos muchas veces que puede haber posiciones encontradas, pero necesitamos buscar un camino común.
Cuando tienes unos valores comunes y unas ideas comunes, siempre es más fácil. Es más fácil conformar la posición de grupo que luego confirmar la posición del Parlamento. Y también es verdad que luego, en ese sentido, las negociaciones que se hacen al final entre los grupos políticos sabemos y somos conscientes de que no se van a corresponder al 100% con el resultado final de un voto en el pleno del Parlamento, donde la disciplina de voto es bastante más relajada que en cualquier Parlamento nacional.
Claro, porque usted maneja posibles votos en contra dentro de un grupo.
Sí, eso lo manejamos todos. Hicimos una evaluación sobre ese tema, y en el caso de la pasada legislatura, el grupo socialdemócrata era el que tenía una mayor unidad de voto. Y, aun así, sabemos siempre que hay determinadas delegaciones que tienen una posición más particular. Lo que tienes que hacer a la hora de negociar las posiciones finales entre los grupos políticos es siempre ser conscientes de esas realidades internas.
Nunca puedes ir a negociar un dosier legislativo con una mayoría del 50% porque sabes que siempre vas a tener fugas de los distintos grupos políticos. Por eso la mayoría tradicional de populares, socialdemócratas y liberales, es hoy más compleja, porque es verdad que entre los tres grupos políticos suman la mayoría del Parlamento, pero por muy poquito. Eso te supone que, a poca fuga que tengas en los tres grupos, la cuestión no saldrá adelante. Por eso también la necesidad de incorporar a los verdes en estas negociaciones para garantizar que haya más amortiguación a la hora de negociar.
¿Y cómo se maneja el clivaje más Europa, menos Europa?
Sabes que muchas veces la radiografía en cualquier voto va a ser: tienes una izquierda, The Left —que no forman parte, por lo general, de las negociaciones y que se encuentran más libres a la hora de apoyar o no apoyar— y una extrema derecha. Es decir, ahí sí que tienes unos extremos en el Parlamento Europeo que no se van a hacer responsables en negociaciones, que no entran a negociar.
«Hasta ahora, ECR no ha demostrado, por su trayectoria y por su trabajo, formar parte de lo que es bloque de fuerzas proeuropeas»
Hasta ahora, ECR no ha demostrado, por su trayectoria y por su trabajo, formar parte de lo que ha podido ser el ámbito más proeuropeo. Parece que están intentando plantearnos que se han vuelto de repente muy europeístas. Bueno, pues vamos a verlo, tienen que demostrarlo a partir de ahora. A partir de ahora, cuando empiecen los comisarios a trabajar con propuestas y tengamos que empezar a negociar, vamos a ver si realmente eso es así o no es así.
¿Qué valor tiene el hecho de que una mujer como usted y una socialista española como usted sea la presidenta del grupo parlamentario socialdemócrata europeo?
Aporta la visión de una socialdemocracia que es capaz de estar en el Gobierno y de estar haciendo un trabajo parlamentario sin renunciar a sus valores. Tengo muy claro que hoy el Gobierno de España es el faro de la socialdemocracia europea; es muy evidente. Ha demostrado ser capaz de gestionar las crisis de una forma en la que se ha garantizado el crecimiento económico y la creación de empleo. Es decir, este mantra de que la izquierda gestiona bien lo social, pero mal lo económico, en este caso no es así.
«Tengo muy claro que hoy el Gobierno de España es el faro de la socialdemocracia europea»
El Gobierno de España ha demostrado que puede crecer económicamente, que puede redistribuir y que puede además defender los valores de la socialdemocracia en materia de pilar social, en materia de derechos, en materia de igualdad de género. Y eso es ahora mismo lo que la socialdemocracia necesita también en toda la Unión Europea: trasladar a la ciudadanía que somos capaces de tener gobiernos responsables sin renunciar a nuestros valores.
¿Aporta usted una mirada más del sur que del este y del norte? Es decir, en una Europa donde parece que el poder va más hacia el este, ¿cree que hay un elemento, por ser española, del sur, que puede equilibrar?
La palabra es equilibrar. Lo que puede aportar es el equilibrio. No por ser socialista del sur y poner encima de la mesa lo que el socialismo ibérico del sur puede aportar, sino por esa capacidad de buscar los equilibrios, de entender la complejidad de Europa, pero también de ejercer un liderazgo compartido en el que todo el mundo se sienta partícipe. Porque no estaría haciendo bien mi trabajo ni asumiendo bien mi responsabilidad, si mi forma de hacer política fuera poner las prioridades de la izquierda del sur por encima de otras. He intentado, estos cinco años, y continúo haciéndolo, poder trasladar esa visión de más equilibrio.
La conversación tuvo lugar durante los últimos días de diciembre. Foto: Agenda Pública / Tania Sieira
Muchas gracias.
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FOTOGRAFÍAS: Agenda Pública (Tania Sierra)
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