Heroínas en precario

Artículo publicado originalmente en 20minutos.es.


Cada 8 de marzo nos recuerda que aún queda un largo camino para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres. Nos recuerda que, todavía en el siglo XXI, las mujeres seguimos luchando por la igualdad institucional y real. Y sin embargo, este año el Día de la Mujer es diferente. La pandemia ha puesto de manifiesto algo que ya sabíamos, pero pasábamos de largo: sin el trabajo precario de tantas y tantas mujeres, la sociedad se para: sin enfermeras, limpiadoras, cajeras, cuidadoras de niños y de ancianos… En las condiciones más duras, sin seguridad laboral, retribución justa ni reconocimiento social. Desde las instituciones tenemos el deber de luchar en dos frentes: el de los estereotipos a nivel social, y el político con acciones concretas para corregir las injusticias.

Tradicionalmente la tarea de los cuidados ha recaído en las mujeres. Se trata de esa carga mental heredada de abuelas, madres e hijas por la que dedicamos una cantidad ingente de tiempo y de energía al cuidado del hogar y de las personas, en una medida absolutamente desproporcionada respecto a los hombres. A menudo de forma no remunerada, y cuando es de manera profesional, bajo unas condiciones pésimas. Solo por el hecho de ser mujer.

“Nadie nace machista, sino que se educa en el machismo. Es hora de invertir en una educación para la justicia y la igualdad”

El cambio real tendrá lugar cuando llegue a la cotidianidad de cada casa, de cada familia, de cada pareja. Y para eso debemos romper con el tabú de los cuidados. Debemos cambiar el “yo ayudo” por el “compartimos las tareas”. Para ello es importante incorporar a los niños a la cultura de los cuidados. Porque nadie nace machista, sino que se educa en el machismo. Y es hora de invertir en una educación para la justicia y la igualdad.

En otoño de 2017, la Unión Europea marcó un hito al proclamar el Pilar Europeo de Derechos Sociales en una Cumbre social en favor del empleo justo celebrada en Gotemburgo. El principio 2 de este pilar afirma que “la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres debe garantizarse y fomentarse en todos los ámbitos, incluso en lo que respecta a la participación en el mercado laboral, las condiciones de trabajo y de empleo y la carrera profesional”. Sin embargo, estamos aún lejos de haber alcanzado este objetivo, que hasta ahora no se ha traducido en acciones concretas.

Un reciente estudio pone cifras al trabajo no remunerado que desempeñan tantas mujeres, incluso después de largas jornadas laborales. De todos los contratos a tiempo parcial en la UE en 2019, el 73,8% corresponden a mujeres. Sin una política clara de desarrollo profesional flexible, siempre son ellas quienes sacrifican la carrera y eso repercute en la calidad del empleo.

“Solo con una batería de medidas a todos los niveles llegará el día en que la igualdad sea una realidad”

Ahora tenemos una oportunidad para avanzar en la igualdad, y completar el trayecto iniciado en Gotemburgo con una gran cumbre social que se celebrará en Oporto el próximo mes de mayo. La presidencia de turno portuguesa de la Unión Europea quiere dar un impulso feminista al Pilar Europeo de Derechos Sociales y ese objetivo es compartido por toda la socialdemocracia europea. Porque no podemos hablar de justicia mientras la desigualdad de género siga carcomiendo las estructuras sociales y laborales. La pandemia nos ha demostrado hasta qué punto es esencial para la sociedad el trabajo de tantas mujeres, y es hora de darles lo que se merecen: un sueldo digno y condiciones laborales dignas.

Este miércoles 3 marzo la Comisión Europea por fin presenta una propuesta de directiva sobre la transparencia salarial. Sin duda constituirá un instrumento eficaz, porque las trabajadoras dispondrán de herramientas para visualizar y denunciar las discriminaciones de género. Pero hacen falta más herramientas.

Los y las socialdemócratas insistimos en que el Fondo de Recuperación y Resiliencia, creado para ayudar a los Estados a superar la crisis socioeconómica originada por la Covid-19, incorpore de manera horizontal la dimensión de género. Solo con una batería de medidas a todos los niveles llegará el día en que la igualdad sea una realidad, y ya no tendremos que salir a la calle para reclamarla. Entonces saldremos para recordar a las jóvenes y las niñas cuánto costó conquistarla y que merece la pena defenderla para no dar ni un paso atrás.


Imagen destacada de Lindsey LaMont vía Unsplash

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