Una vez más, aprovecho este artículo que publico en el diario www.lahoradigital.com, para colgarlo también como post en mi blog:
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La amenaza de las fuerzas populistas y del auge del fascismo que desde hace algún tiempo viene planeando por el cielo europeo ya es una realidad. Los movimientos eurófobos y euroescépticos que quieren destrozar el proyecto europeo desde dentro están aterrizando en los parlamentos nacionales y regionales, como la Liga Norte en Italia, Alternativa para Alemania, el Frente Nacional en Francia, Jobbik en Hungría, Amanecer Dorado en Grecia, UKIP en Reino Unido, Nuevos Demócratas en Suecia, Vlaams en Holanda… y se han fijado el objetivo de irrumpir cual caballo de Troya en el Parlamento Europeo, el corazón de la soberanía europea, para hacerlo saltar por los aires.
Estos movimientos han encontrado su caldo de cultivo en las consecuencias de la crisis económica, que ha golpeado duramente a las clases medias y bajas, precarizando sus trabajos, encareciendo el acceso a servicios como la educación y la sanidad, deteriorando su estado de bienestar. Trabajadores y trabajadoras, jóvenes, estudiantes, pensionistas que no han encontrado protección ni respuestas en las fuerzas políticas que gobiernan sus Estados y que desde la decepción de sentirse abandonados han decidido entregar su confianza a movimientos que prometen devolverles con fórmulas ‘mágicas’ todo lo que la crisis les ha arrebatado, y más.
Unas fuerzas políticas que han puesto a la inmigración en el punto de mira, haciéndonos creer que es el mayor de los problemas que tiene nuestro continente, y situando así a quienes ansían y mueren por Europa en el centro de las iras. Algo radicalmente falso, pero que les está funcionando.
Preocupa ver cómo partidos que se denominan de centro derecha y liberales, a los que se les llena la boca de europeísmo, han caído en la tentación de utilizar el drama de la inmigración como arma electoral. El colmo del cinismo lo hemos vivido en nuestro país con el líder del PP viajando a la frontera sur de la Unión Europea para hacerse fotos con los inmigrantes a los que él mismo y su partido culpan de desbordar España; o con el líder de Ciudadanos hablando de la insostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar cuando el Gobierno de Pedro Sánchez acogió a los refugiados del Aquarius en un gesto humanitario aplaudido por toda la Comunidad Internacional.
El reto que tenemos los demócratas es desmontar las mentiras de los populistas, ofrecer respuestas y soluciones a los problemas de la gente y recuperar su confianza. Una tarea urgente, porque las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina.
Hay encuestas que vaticinan que los bloques de centro-izquierda y centro-derecha caerán por vez primera por debajo del 50% y que un tercio de la Eurocámara estará ocupada por partidos nacional populistas.
A día de hoy, la ultraderecha antieuropea está dividida en tres grupos parlamentarios a la derecha del Partido Popular, además de los numerosos extremistas y eurófobos del grupo de los No Inscritos que tienen como su leitmotiv el odio al extranjero, la pérdida de identidad y de soberanía nacional.
Frente al desánimo que provocan estos vaticinios, el último Eurobarómetro refleja el aumento del europeísmo entre la ciudadanía europea, que preguntada por los temas políticos que desearía que el Parlamento Europeo diera prioridad, destaca las cuestiones económicas y sociales. Con un 41%, la lucha contra la pobreza y la exclusión social es el elemento más citado, seguido por el paro juvenil con un 33%.
Unos resultados que están en línea con las prioridades de la socialdemocracia europea, que debe emplearse a fondo para cumplir esas expectativas con soluciones a las necesidades de las personas y a partir de ahí lograr que el auge de los eurófobos y extremistas comience su inexorable declive.
La defensa y el impulso de políticas sociales que devuelvan al proyecto europeo uno de sus pilares fundamentales –la justicia social, la igualdad y el progreso– debe ser una de las banderas que con más fuerzas ondeemos los socialdemócratas; otra, la creación de empleos de calidadque acabe con los trabajadores pobres y también con la pobreza infantil, así como la lucha contra la violencia de género, el trato humanitario a los inmigrantes, la acogida e integración de los refugiados, la defensa decidida del medioambiente… Banderas socialdemócratas y europeístas que debemos elevar para evitar que el sueño de la Unión Europea se rompa, y salir de esta situación con el convencimiento de que la Unión Europea sigue siendo necesaria, hoy más que nunca.
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